En 2015 el Ateneo Riojano quiso dedicar una exposición al franquismo en las calles de Logroño.
Utilizando los nombres de las calles actuales y antes de la damnatio memoriae politizada, hice un ejercicio de reciclaje de los mismos eliminando lo que molestaba, extrayendo de ese nombre de la calle uno diferente y original que antes estaba oculto, y que perfectamente se podría haber utilizado sin hacer gasto alguno en el cambio de las placas.
Los nombres estaban ahí, pero nadie los había visto.